domingo, 8 de junio de 2014

LA DIVINIDAD DEL ESPÍRITU SANTO


(Según Congar)





 I. INTRODUCCIÓN

La revelación de Dios como misterio trinitario constituye el núcleo fundamental y estructurante de toda la fe de la Iglesia. Este se da gracias a la Revelación Divina, pero aún cuando ha sido revelada se mantiene "escondida bajo el velo de la fe y, como quien dice, introducida en un sobre por una especie de oscuridad" (Primer Concilio Vaticano)

II. EL MISTERIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

El misterio de la Santísima Trinidad consiste en que Dios es uno solo y en él hay tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Este misterio nos ha sido revelado por la Persona, palabras y acciones de Jesucristo.  Jesús nos dio a conocer las más profundas verdades acerca de Dios. 
Desde los primeros tiempos, como tal, el misterio de las tres Divinas Personas, ha sido razón y fundamento de los concilios primitivos, quienes iluminados por la fe del pueblo y el trabajo apostólico de los Padres de la Iglesia, surgían para definirlo en materia de fe y para defenderlo luego de quienes pretendían deformarlo.

El Concilio de Toledo, ya en el año 675 nos acerca una definición aproximada de la Santísima Trinidad al decir: “´Padre´, ´Hijo´, ´Espíritu Santo´ no son simplemente nombres que designan modalidades del ser divino, pues son realmente distintos entre sí: "El que es el Hijo no es el Padre, y el que es el Padre no es el Hijo, ni el Espíritu Santo el que es el Padre o el Hijo".- 

El Concilio de Letrán, en el año 1215, nos dice que son distintos entre sí por sus relaciones de origen: "El Padre es quien engendra, el Hijo quien es engendrado, y el Espíritu Santo es quien procede". 

El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo han estado siempre presentes en la historia de la humanidad, y El Nuevo Testamento, nos muestra con claridad una estructura trinitaria actuando en conjunto en la salvación. La iniciativa corresponde al Padre, que envía, entrega y resucita a su Hijo Jesús; la realización histórica se identifica con la obediencia absoluta al Padre mostrada por Jesús, quien por amor se entrega a la muerte; y la actualización perenne de su acción salvadora es obra del don del Espíritu, quien después de la Resurrección es enviado por Jesús de parte del Padre y habita en el creyente como principio de vida nueva, configurándolo con Jesús en su cuerpo, que es la Iglesia.
Esta verdad revelada ha estado desde los orígenes y se hizo presente, principalmente, en el acto del bautismo, y en la expresión de fe del mismo Bautismo: “…Yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.” 

De allí surgen también, las diferentes profesiones de fe, que la misma historia de la Iglesia y sus representantes fueron enriqueciendo a través de los años para llegar al hoy  CREDO Apostólico.

Definición de la Santísima Trinidad en el siguiente video:






Catecismo de la Iglesia Católica 

El Catecismo de La iglesia Católica nos da la siguiente definición como dogma de fe : 

La Trinidad es una.
No confesamos tres dioses sino un solo Dios en tres personas: "la Trinidad consubstancial". Las personas divinas no se reparten la única divinidad, sino que cada una de ellas es enteramente Dios: "El Padre es lo mismo que es el Hijo, el Hijo lo mismo que es el Padre, el Padre y el Hijo lo mismo que el Espíritu Santo, es decir, un solo Dios por naturaleza". "Cada una de las tres personas es esta realidad, es decir, la substancia, la esencia o la naturaleza divina". 

Las personas divinas son relativas unas a otras. 
La distinción real de las personas entre sí, porque no divide la unidad divina, reside únicamente en las relaciones que las refieren unas a otras: "En los nombres relativos de las personas, el Padre es referido al Hijo, el Hijo lo es al Padre, el Espíritu Santo lo es a los dos; sin embargo, cuando se habla de estas tres personas considerando las relaciones se cree en una sola naturaleza o substancia".
En efecto, "todo es uno (en ellos) donde no existe oposición de relación. "A causa de esta unidad, el Padre está todo en el Hijo, todo en el Espíritu Santo; el Hijo está todo en el Padre, todo en el Espíritu Santo; el Espíritu Santo está todo en el Padre, todo en el Hijo". 


III. ALGUNOS CONCEPTOS TEOLÓGICOS 

A. Procesiones divinas

Los evangelios revelan que existen 2 procesiones en la Trinidad: una, por vía de generación, la del Hijo; y la otra, que procede del Padre a través del Hijo, es la procesión del Espíritu Santo:
  • El Hijo procede del Padre por el camino de la generación intelectual, por medio del conocer de Dios (vía intelectiva).
  • El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo por el camino de la generación por el Amor, que es el camino volitivo, de la Voluntad Amorosa del Padre y del Hijo, y ese Amor se transforma en la tercera Persona Divina.
En los evangelios encontramos el fundamento de las procesiones divinas en el Bautismo de Jesús, la voz del Padre dice: "Este es mi Hijo" (Mt 3, 17), y Jesús dice que el Espíritu Santo procede del Padre (Jn 15, 26), y que "todo lo que tiene el Padre es mío", y, por eso, puede decir que "el Espíritu Santo recibe de lo mío" (Jn 16, 16). Se trata evidentemente de 3 personas.

San Gregorio Nacianceno, adopta el término "procesión", para explicar las relaciones de las personas divinas: "el Padre es Padre sin principio, porque no procede de nadie. El Hijo es Hijo, y no es sin principio porque procede del Padre. Pero si hablas de principio en el tiempo, también Él es sin principio, porque es el Hacedor del tiempo y no está sometido al tiempo. El Espíritu Santo es espíritu de verdad que procede del Padre, pero no a manera de filiación, porque no procede por generación, si no por procesión. Porque ni el Padre dejó de ser ingénito por haber engendrado, ni el Hijo dejó de ser engendrado por ser del ingénito. ¿Cómo podrían hacerlo? Tampoco el Espíritu se ha convertido en Padre o Hijo porque procede o porque es Dios, aunque no lo crean así los impíos." (San Gregorio Nacianceno, Discursos, 39, 12, en la Trinidad en los Padres de la Iglesia, 35).


B. Relaciones con Dios

Hay 4 relaciones en Dios, que se dan mediante la oposición relativa de las Personas, lo que no rompe su Unidad de naturaleza ni la pericóresis o circumincesión, por la que donde está Una de Ellas están también las otras Dos.
·  La Paternidad: Del Padre con referencia al Hijo. Es la primera relación.
·  La Filialidad: Del Hijo con referencia al Padre, de Quien procede desde toda la eternidad por vía de conocimiento intelectual.
·  La Espiración Activa: El Padre y el Hijo se aman de tal manera que generan una Nueva Persona, el Espíritu Santo, por vía volitiva, “espiran activamente” el Amor.
·  La Espiración Pasiva: Es el Amor espirado por el Padre y el Hijo contemplado desde el Espíritu Santo. Desde Él, que recibe y es generado, la espiración del Padre y del Hijo es recibida, por lo tanto es una “espiración pasiva”.

C. Misiones Trinitarias

Las Misiones pertenecen a lo que el número 236 del Catecismo denomina “Oikonomia”, del griego, que significa “Economía de Salvación”, al Plan que Dios tiene para salvar.

Por lo tanto, éstas suceden hacia fuera del Seno Trinitario, apuntan al Plan de Salvación y presuponen un Envío.

Hay 2 Misiones “hacia fuera”:
·  La del Hijo enviado por el Padre. Es la encarnación redentora.
·  La del Espíritu Santo, enviado por el Padre y el Hijo, para dar testimonio de Jesús Resucitado, recrear la Iglesia y santificar a los hombres.

El Padre no es enviado, pero viene al alma en gracia, tal como leemos en Jn. 14,23 y Ap. 3,20.

(De todas maneras, las operaciones divinas son comunes a las Tres Divinas Personas, por el misterio ya visto de la circumincesión o pericóresis).

 D. Apropiaciones o atribuciones Divinas

Las operaciones divinas son comunes a las Tres Divinas Personas, porque donde está Una de Ellas está también inhabitándose las Otras Dos. Están “como Una metida dentro de las Otras” (la pericóresis o circumincesión). La Trinidad tiene “una sola y misma operación”. Por lo tanto, crean las Tres, redimen las Tres y santifican las Tres.

Pero, por Apropiación o Atribución, se adjudica a alguna de Ellas determinada Obra: Por ejemplo, la Creación se “atribuye” al Padre. La Redención, al Hijo. La Santificación, al Espíritu Santo.


IV. LUCES DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD PARA EL HOMBRE DE HOY

Como un don que el misterio trinitario ilumina en la vida humana tenemos la dimensión personal, es decir conciencia del valor de la persona; abierta al encuentro, lo vemos en su apertura dialogal; comunicativa, es necesaria la comunicación de los bienes, ante todo los personales, los talentos que el Señor nos ha concedido, y también, obviamente, los bienes perecederos; y servicial de la existencia, como proyecto a realizar desde la propia libertad acogiendo el Plan divino.

También ilumina la realidad del valor infinito de cada ser humano, que es irreductible a los otros. Por la revelación de la comunión de la Trinidad en la unidad, que cada persona es para la otra desde su singularidad inconfundible.

Otra enseñanza para la vida concreta que brotan de la contemplación del misterio Trinitario, tenemos que ser persona es estar en reverente apertura al otro.

No se trata de que queramos entender el misterio de la Santísima Trinidad, esto es imposible. Jesús nos reveló ese misterio para mostrarnos el modelo de lo que deben ser las relaciones humanas de los cristianos. 

La Iglesia universal nos invita a "glorificar a la Santísima Trinidad" y la mejor forma de hacerlo es mejorando nuestras relaciones humanas y así vivamos la unidad querida por Jesús "que todos sean uno". Honrar a la Santísima Trinidad presente en nuestro corazón, en nuestro espíritu y en la de los otros, y también la honramos cuando nos esforzamos por entender que por el Bautismo estamos llamados a íntima unión de amor con las tres divinas Personas. 


V. TERCERA PERSONA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD EN LA TRADICIÓN GRIEGA

Cronología de la teología trinitaria

1.- Arrianismo

A partir del 318 enseña la doctrina la cual dice que el Verbo es creado por Dios; no engendrado ni de la misma naturaleza del Padre.

Defensores:

A.  San Atanasio atacó el arrianismo concluyendo que el Padre no puede existir sin su Hijo, que es eterno; por lo tanto el Hijo es Dios, así como el Espíritu Santo también lo es. Además, para que el ser humano pueda ser divinizado  es necesario que el Hijo sea Dios consustancial al Padre. Igualmente la divinidad del Espíritu Santo se afirma a partir de la del Hijo; así, la relación que se establece del Padre con respecto al Hijo, es la misma que se da del Hijo con respecto al Espíritu. El Espíritu es consustancial al Padre y al Hijo.

B. Dídimo (el ciego) también fue un abogado de la divinidad del Espíritu Santo.
C. San Epifanio determina que el Espíritu Santo es de dos, del Padre y del Hijo.

2.- Modalismo

Sabelio, hacia el 220, decía que el Hijo y el Espíritu son modos de manifestarse Dios (el modalismo).


Explicación del modalismo 
Dr. Gustavo Sánchez


3.- Pneumatómacos
Concebían al Espíritu Santo como criatura y una fuerza subordinada a Dios.

4.- Aecio y Eunomio
Espíritu Santo solo era una criatura.

Defensores:

a.       Concilio de Nicea (325) proclamó la divinidad del Espíritu Santo.
b.    San Basilio en su tratado sobre el Espíritu Santo defendió la divinidad del Espíritu Santo, afirma la divinidad del Espíritu Santo. Hace diferencia entre Ousia Hypostasis, la primera es lo común, la segunda, lo particular.
c.     San Gregorio de Nisa. Fundamenta la divinidad del Espíritu en el bautismo y en la obra de la divinización del ser humano. Afirmó que en Dios existe la unidad de  naturaleza. Influyó en el concilio del 381, emplea varias figuras como la lámpara y el poder. El Espíritu es del Padre y del Hijo. El Espíritu, por ende, sale del Padre por el Hijo.
d.      Gregorio Nazianceno afirma que el Espíritu Santo es Dios, y que posee las cualidades y realiza las acciones de Dios. Afirma claramente la divinidad de las 3 personas que son consubstanciales al Padre. La labor de estos padres capadocios dio origen al artículo sobre el Espíritu Santo incluido en Constantinopla.
e.       San Juan Damasceno, nacido hacia el 700, afirma la perikhoresis, las hipostasis están la una en la otra, sin confundirse para contenerse mutuamente. Esto es lo que se denomina la “in-existencia” de las personas divinas, una en la otra. Afirma que del Padre proviene el Hijo por generación y el Espíritu por procesión. Dice además que el Espíritu viene del Padre por el Hijo, es Espíritu del Hijo porque es dado y manifestado por Él.

En Siria, existen numerosas doxologías Trinitarias, y se destacan además la presencia del Espíritu Santo en los sacramentos.


VI. TERCERA PERSONA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD EN LA REFLEXIÓN LATINA

El dogma de la doble procesión del Espíritu Santo del Padre y del Hijo, se opone al error de que el Espíritu Santo procede del Padre y no del Hijo. En el Concilio de Toledo (589 d.C.) se añade la palabra Filioque  (y del Hijo), variando de este modo lo que Nicea había dicho en el Credo en donde se decía que el Espíritu Santo procedía exclusivamente del Padre.
“et in Spiritum Sanctum, dominum et vivificantem, qui ex Patre Filioque procedit " (“y en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo")
Más allá de los dogmas y errores, este tema no originó mayores problemas en los primero 4 siglos.
Fue a inicios del siglo VII en donde se inician algunas controversias, siendo la más fuerte e importante la del siglo IX, con Focio en donde se opuso a  la inserción del Filioque en el credo de Constantinopla; para éste el Espíritu sólo procedía del Padre y no del Hijo. La misma posición mantuvieron a finales del siglo décimo otros Patriarcas y hacia la mitad del XI, el patriarca Miguel Cerulario renovó y completó el cisma griego.
El rechazo del Filioque o la doble Procesión del Espíritu Santo del Padre y del Hijo, y la negación de la primacía del Romano Pontífice son los principales errores de la Iglesia Griega. Dentro de la Iglesia la doctrina del Filioque se declaró dogma de fe en el cuarto Concilio de Letrán (1215), en el segundo Concilio de Lyon (1274) y en el Concilio de Florencia (1438-1445). Así la Iglesia propuso de forma clara y con autoridad la enseñanza de la Sagrada Escritura y la Tradición sobre la Procesión de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad.

Representantes importante de la reflexión latina

1.- SAN AGUSTÍN





Fue un gran defensor de la divinidad del Espíritu Santo ya que con su  obra  De trinitate explica con profundidad teológica la divinidad de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, luchando contra la visión de los Arrianos que negaban la divinidad del mismo.
Para el Santo es fundamental explicar las Relaciones relativas de origen ya que éstas relaciones distinguen a las Personas divinas, pero estas relaciones se dan en el interior de una misma esencia divina, por lo tanto todo es idéntico en las tres personas.  
Vemos así, que San Agustín partiendo de la identidad divina llega a las relaciones  de las personas divinas. Es decir, usando los términos absolutos (que se aplican a todas las personas),  el Espíritu Santo tendrá los mismo atributos del Padre y del Hijo, es decir es también Dios  ( El Espíritu Santo tiene la misma naturaleza del Padre y del Hijo). Por ello define al Espíritu Santo como Charitas, ya que este atributo es común al Padre y al Hijo.
Y por otro lado, apoyándose en los términos relativos, que implican relaciones de oposición (el Padre no es el Hijo, el Hijo no  es el Padre, ni el Espíritu Santo es el Padre ni el Hijo),  concluirá, basándose en la Sagrada Escritura, que la tercera persona de la Santísima Trinidad procede del Padre y del Hijo, sobre esto dirá Yves Congar, que San Agustín, “no sólo afirma el Filioque más de una vez y sin ambigüedades sino que lo justifica partiendo del Nuevo Testamento”.

2.- SAN ANSELMO (1033-1109)



Escribió la obra el Monologion. Descubre en el espíritu humano una memoria de sí, una inteligencia de sí y un amor de sí, en los que halla al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
La esencia del Padre y del Hijo es la misma, se distinguen por la relación de engendrante y engendrado. El Espíritu Supremo se ama a sí mismo; el Padre y el Hijo se aman mutuamente, ese amor es el Espíritu que es el que procede. Se habla de una esencia divina y tres personas o substancias. Para Anselmo, el Espíritu procede del Padre y del Hijo.



3. RICARDO DE SAN VICTOR (†1172)
  

Escribe un De Trinitate.  Se interesa por la pluralidad en Dios. Así, donde no hay pluralidad de personas, es imposible que exista caridad; Dios es la suprema bondad y caridad.
El Padre es el amor puramente dado o gratuito; el amor recibido y que da es el Hijo; y el amor puramente recibido es el Espíritu. Define el concepto de persona como “el que existe por sí solo, según un  determinado modo de existencia razonable y que se distingue de todos los demás por una propiedad incomunicable”.
El Espíritu procede del Padre y del Hijo. Igualmente el Padre y el Hijo envían el Espíritu al hombre, para que este se configure con el Espíritu. Las personas divinas  se distinguen por el origen, según el amor.


4. SAN BUENAVENTURA Y ALEJANDRO DE HALES




Para San Buenaventura, el Espíritu es don y amor. El amor se entiende en Dios de manera esencial y nocional; según este último aspecto el amor es nombre personal de Espíritu Santo, Él es el amor del Padre y del Hijo. El Espíritu Santo procede del Padre en el sentido que el uno ama al otro, puesto que el Espíritu es nudo, lazo.


Alejandro de Hales (†1245) intenta conciliar a San Agustín con San Juan Damasceno en la cuestión sobre la procesión del Espíritu Santo. Dice Alejandro que el Espíritu procede del Padre y del Hijo, en cuanto que el Padre y el Hijo son Dios.
San Buenaventura lo concibe como trino y uno. De este modo, por la comunicabilidad soberana del Bien, existe necesariamente la Trinidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. De la suprema bondad, se deriva una suprema comunicabilidad, luego una soberana configuralibilidad, de ello, una soberana coigualdad y, por consiguiente, una soberana coeternidad; y de esto se infiere una soberana cointimidad y, como consecuencia, una soberana circumincesión.

5. SANTO TOMÁS DE AQUINO






Sólo por la razón se puede conocer imperfectamente la existencia de Dios y algunos de sus atributos. Según la palabra de Dios y la fe existen tres personas en la unidad de la substancia divina.
Conserva los títulos correspondientes al Espíritu como don y amor.  En el espíritu humano, hay dos operaciones inmanentes, a saber, el pensamiento y el querer.
Existen dos procesiones en Dios, una por vía de la inteligencia y otra, por la voluntad, que implica movimiento. La palabra Espíritu Santo indica movimiento, dinamismo e impulso. Las personas divinas se distinguen por las relaciones, pero son idénticas a la esencia. Las personas divinas se constituyen por las relaciones de origen. El autor emplea la expresión “relación subsistente”. El

El Padre da al Hijo la facultad de espirar al Espíritu, pero los dos, el Padre y el Hijo, constituyen “los dos un único e idéntico principio”. En esta acepción concreta acepta Santo Tomás el “por el Hijo” de los griegos.
El Espíritu Santo es el agente principal que empuja a vivir las virtudes teologales de la fe, la esperanza y la caridad. La Iglesia está animada, unificada y santificada por el Espíritu Santo. 


sábado, 7 de junio de 2014

II. EL MISTERIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD



El misterio de la Santísima Trinidad consiste en que Dios es uno solo y en él hay tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Este misterio nos ha sido revelado por la Persona, palabras y acciones de Jesucristo.  Jesús nos dio a conocer las más profundas verdades acerca de Dios. 
Desde los primeros tiempos, como tal, el misterio de las tres Divinas Personas, ha sido razón y fundamento de los concilios primitivos, quienes iluminados por la fe del pueblo y el trabajo apostólico de los Padres de la Iglesia, surgían para definirlo en materia de fe y para defenderlo luego de quienes pretendían deformarlo.

El Concilio de Toledo, ya en el año 675 nos acerca una definición aproximada de la Santísima Trinidad al decir: “´Padre´, ´Hijo´, ´Espíritu Santo´ no son simplemente nombres que designan modalidades del ser divino, pues son realmente distintos entre sí: "El que es el Hijo no es el Padre, y el que es el Padre no es el Hijo, ni el Espíritu Santo el que es el Padre o el Hijo".- 

El Concilio de Letrán, en el año 1215, nos dice que son distintos entre sí por sus relaciones de origen: "El Padre es quien engendra, el Hijo quien es engendrado, y el Espíritu Santo es quien procede". 

El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo han estado siempre presentes en la historia de la humanidad, y El Nuevo Testamento, nos muestra con claridad una estructura trinitaria actuando en conjunto en la salvación. La iniciativa corresponde al Padre, que envía, entrega y resucita a su Hijo Jesús; la realización histórica se identifica con la obediencia absoluta al Padre mostrada por Jesús, quien por amor se entrega a la muerte; y la actualización perenne de su acción salvadora es obra del don del Espíritu, quien después de la Resurrección es enviado por Jesús de parte del Padre y habita en el creyente como principio de vida nueva, configurándolo con Jesús en su cuerpo, que es la Iglesia.
Esta verdad revelada ha estado desde los orígenes y se hizo presente, principalmente, en el acto del bautismo, y en la expresión de fe del mismo Bautismo: “…Yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.” 

De allí surgen también, las diferentes profesiones de fe, que la misma historia de la Iglesia y sus representantes fueron enriqueciendo a través de los años para llegar al hoy  CREDO Apostólico.

Definición de la Santísima Trinidad en el siguiente video:






Catecismo de la Iglesia Católica 

El Catecismo de La iglesia Católica nos da la siguiente definición como dogma de fe : 

La Trinidad es una.
No confesamos tres dioses sino un solo Dios en tres personas: "la Trinidad consubstancial". Las personas divinas no se reparten la única divinidad, sino que cada una de ellas es enteramente Dios: "El Padre es lo mismo que es el Hijo, el Hijo lo mismo que es el Padre, el Padre y el Hijo lo mismo que el Espíritu Santo, es decir, un solo Dios por naturaleza". "Cada una de las tres personas es esta realidad, es decir, la substancia, la esencia o la naturaleza divina". 

Las personas divinas son relativas unas a otras. 
La distinción real de las personas entre sí, porque no divide la unidad divina, reside únicamente en las relaciones que las refieren unas a otras: "En los nombres relativos de las personas, el Padre es referido al Hijo, el Hijo lo es al Padre, el Espíritu Santo lo es a los dos; sin embargo, cuando se habla de estas tres personas considerando las relaciones se cree en una sola naturaleza o substancia".
En efecto, "todo es uno (en ellos) donde no existe oposición de relación. "A causa de esta unidad, el Padre está todo en el Hijo, todo en el Espíritu Santo; el Hijo está todo en el Padre, todo en el Espíritu Santo; el Espíritu Santo está todo en el Padre, todo en el Hijo". 

viernes, 6 de junio de 2014

III. ALGUNOS CONCEPTOS TEOLÓGICOS

A. Procesiones divinas

Los evangelios revelan que existen 2 procesiones en la Trinidad: una, por vía de generación, la del Hijo; y la otra, que procede del Padre a través del Hijo, es la procesión del Espíritu Santo:
  • El Hijo procede del Padre por el camino de la generación intelectual, por medio del conocer de Dios (vía intelectiva).
  • El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo por el camino de la generación por el Amor, que es el camino volitivo, de la Voluntad Amorosa del Padre y del Hijo, y ese Amor se transforma en la tercera Persona Divina.
En los evangelios encontramos el fundamento de las procesiones divinas en el Bautismo de Jesús, la voz del Padre dice: "Este es mi Hijo" (Mt 3, 17), y Jesús dice que el Espíritu Santo procede del Padre (Jn 15, 26), y que "todo lo que tiene el Padre es mío", y, por eso, puede decir que "el Espíritu Santo recibe de lo mío" (Jn 16, 16). Se trata evidentemente de 3 personas.

San Gregorio Nacianceno, adopta el término "procesión", para explicar las relaciones de las personas divinas: "el Padre es Padre sin principio, porque no procede de nadie. El Hijo es Hijo, y no es sin principio porque procede del Padre. Pero si hablas de principio en el tiempo, también Él es sin principio, porque es el Hacedor del tiempo y no está sometido al tiempo. El Espíritu Santo es espíritu de verdad que procede del Padre, pero no a manera de filiación, porque no procede por generación, si no por procesión. Porque ni el Padre dejó de ser ingénito por haber engendrado, ni el Hijo dejó de ser engendrado por ser del ingénito. ¿Cómo podrían hacerlo? Tampoco el Espíritu se ha convertido en Padre o Hijo porque procede o porque es Dios, aunque no lo crean así los impíos." (San Gregorio Nacianceno, Discursos, 39, 12, en la Trinidad en los Padres de la Iglesia, 35).


B. Relaciones con Dios

Hay 4 relaciones en Dios, que se dan mediante la oposición relativa de las Personas, lo que no rompe su Unidad de naturaleza ni la pericóresis o circumincesión, por la que donde está Una de Ellas están también las otras Dos.
·  La Paternidad: Del Padre con referencia al Hijo. Es la primera relación.
·  La Filialidad: Del Hijo con referencia al Padre, de Quien procede desde toda la eternidad por vía de conocimiento intelectual.
·  La Espiración Activa: El Padre y el Hijo se aman de tal manera que generan una Nueva Persona, el Espíritu Santo, por vía volitiva, “espiran activamente” el Amor.
·  La Espiración Pasiva: Es el Amor espirado por el Padre y el Hijo contemplado desde el Espíritu Santo. Desde Él, que recibe y es generado, la espiración del Padre y del Hijo es recibida, por lo tanto es una “espiración pasiva”.

C. Misiones Trinitarias

Las Misiones pertenecen a lo que el número 236 del Catecismo denomina “Oikonomia”, del griego, que significa “Economía de Salvación”, al Plan que Dios tiene para salvar.

Por lo tanto, éstas suceden hacia fuera del Seno Trinitario, apuntan al Plan de Salvación y presuponen un Envío.

Hay 2 Misiones “hacia fuera”:
·  La del Hijo enviado por el Padre. Es la encarnación redentora.
·  La del Espíritu Santo, enviado por el Padre y el Hijo, para dar testimonio de Jesús Resucitado, recrear la Iglesia y santificar a los hombres.

El Padre no es enviado, pero viene al alma en gracia, tal como leemos en Jn. 14,23 y Ap. 3,20.

(De todas maneras, las operaciones divinas son comunes a las Tres Divinas Personas, por el misterio ya visto de la circumincesión o pericóresis).

 D. Apropiaciones o atribuciones Divinas

Las operaciones divinas son comunes a las Tres Divinas Personas, porque donde está Una de Ellas está también inhabitándose las Otras Dos. Están “como Una metida dentro de las Otras” (la pericóresis o circumincesión). La Trinidad tiene “una sola y misma operación”. Por lo tanto, crean las Tres, redimen las Tres y santifican las Tres.

Pero, por Apropiación o Atribución, se adjudica a alguna de Ellas determinada Obra: Por ejemplo, la Creación se “atribuye” al Padre. La Redención, al Hijo. La Santificación, al Espíritu Santo.